Corría el año 1999 y un jovenzuelo Jorge hacía su primer viaje transoceánico y visitaba Costa Rica (imposible olvidar ese viaje y los otros 3 que le sucedieron)

Sentados en un puesto callejero en Puerto Viejo veíamos a la cocinera preparar las cenas que le íbamos encargando. El puesto eran un par de mesas corridas, unos fogones, un lavadero y poco más pero el gallo pico con leche de coco que nos comimos me supo a gloria.

Mientras yo salivaba viendo a aquella mujer desenvolverse entre los fogones y tuppers mi maestro y mentor Fran, con el que viajaba, la observaba:

fíjate cómo va limpiando y guardando los cacharros a medida que los usa y de esa manera aprovecha el poco espacio que tiene. Eso es lo que define a un buen cocinero, no el hacer un plato espectacular pero dejando la cocina como si hubiera caído una bomba, sino el hacer un plato sabroso y que parezca que no ha hecho nada. Pues algo así es programar

(más o menos, no me puedo acordar exactamente)

Yo devoraba ya mi plato, pero si algo aprendí desde que le conocí era a guardar sus comentarios y volver a ellos más tarde.

Y esta frase viene a menudo a mí, sobre todo en días como hoy que me encargo de hacer el arroz con cosas para la tropa, y con la excusa de que requiere concentración me abstraigo y me imagino teniendo la conversación que mi colega esperaba

• Pues sí, si en algo se parece programar es a cocinar. En ambas necesitas una planificación, una receta ...

• Experiencia ...

• Sí, correcto, pero ojo la experiencia no es solo que se hace día a día, sino cagándola y repitiendo

• Claro, además tienes las recetas, es sólo seguirlas y ya

• Ufff, para nada, una receta te sirve para tener la planificación y la idea del resultado final pero cada comida, como cada proyecto, es única. Además está bien seguir la receta pero al ser un algo único deberías sentir la necesidad de hacerla especial e innovar algún punto. Tal vez un ingrediente nuevo, tal vez cambiar el orden...

• Y volviendo a nuestra cocinera, todo aquel que programe debería ser como ella: ir limpiando las cosas a medida que las usas y tener así un entorno ordenado, con todo a la vista y cada cosa en su sitio, sin importar si ese cacharro lo vas a tener que volver a usar dentro de un rato otra vez

...

Horas y horas de conversación se me pasan en mi cabeza durante esos 30 minutos que termina el arroz en hacer chupchup.

"Horas" de conversaciones donde sigo dialogando con mi colega Fran y buscamos similitudes entre cocinar y programar

Pero lo peor son que esas "horas" de conversaciones sólo consigo plasmarlas en 10 párrafos de un artículo